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jueves, 2 de octubre de 2008

Sobre el cielo y yo


No sé, estaba pensando; para variar... en el blog. Creo que me ha hecho bien, liberar las cosas que me preocupan o que me pasan aquí. Es como desahogamineto sano o.. algo así.

En fin... Sobre el cielo y yo.

Es extraño, ponerme a pensar ahora en esto; que me ha pasado en toda la vida, incluso cuando no me doy cuenta; y el caso es que, me gusta el cielo. Para mí no es solo una masa azul y a veces negra, que es mayor a lo que puedo ver, que sigue infinitamente hasta donde solo Dios sabe. Es más que eso. Es una de las pocas cosas que a veces se portan tan indiferentes o tan apegadas a lo que a uno le pasa...

Y no se, ya perdi la cuenta de cuantas veces lo he mirado. (Y en realidad es tonto pensar en eso) Pero la verdad es que las formas en como lo he hecho han sido tantas... con esperanzas, con tristeza, con alegria, con desesperacion, con rabia, con ira, con dolor, con tranquilidad..
Muchas cosas, tantas que si hablara... seria una revuelta, un cúmulo de cosas, de sentimientos e ideas y acontecimientos que se dejaron atrás o nunca ocurrieron.

Cielo.

Dia de lluvia


Dia de mierda! fue lo primero que se me vino a la cabeza cuando abrí los ojos. Había dormido fatal y no entendía lo que me pasaba que me sentía tan.. vacía? no.. triste? no.. melancólica? no... feliz? no... enojada? no... Bueno, un poco de todo, o un poco de nada supongo...

Y da la coincidencia, acá los días nublados. Cielo de mierda, la mayoría del tiempo muestra mis estados de ánimo, como si supiera cada cosa que me afecta, y me lo quisiera restregar en la cara. Pero, para qué amargarse y pensar que el cielo tiene puesta la atención en mí?


En fin, me desperté antes de que sonara el famoso bip! bip!... Me quede mirando al techo y escuché la lluvia caer un largo rato, tratándo de no pensar en cómo me sentía. Pero cómo no hacerlo? haha, para mi, casi imposible no pensar.
Y en medio de todas mis locas reflexiones matutinas, la lluvia empezó a a caer con fuerza, mucha fuerza; hasta con rabia, podría decir. Como si quisiera atravesar la ventana y con cada vidrio que saltara, hacerme un corte, solo así se apaciguaría. Recordándome todo y dejando muchas pequeñas cicatrices por ello.

Una vez más cerré los ojos con fuerza y rogué que pasara luego, no podía pedir otra cosa. Pero tuve que levantarme, y claro, salir.


Mientras iba en el furgón, todo se veía tan triste... Hasta los niños, que muchas veces me hartan de sus conversaciones tontas y despreocupadas, se callaron. Y toda la gente en la calle parecía tan ajena de lo que al cielo le pasaba y no podía entender. Era yo la única preocupada? Y sin embargo, aquello que pasaba era tan lejano a mi, que sólo me quedaba mirar desde lejos, querer que las cosas cambiaran desde lejos. Pero que egoísta querer cambiarlo todo. Las cosas están así, porque así tienen que estar, y es ajeno a mí.

Se me ocurrió escuchar música, y le quité la subjetividad. Eso me calmó un poco mientras iba en el furgón blanco esperando pacientemente en cada parada para que algun niño se subiera. Hasta que se subió ella y me dijo:Que lindo día, cierto?


Y de pronto, la lluvia en mí, empezo a calmarse lentamente. Quería ver las cosas distintas.

Sí- le dije sonriendo- Hoy, es un lindo día.