En instancias así es cuando más tristeza me da el no haber recordado esa frase en aquel momento; y más aún el no poder controlar lo que sentí, aunque no quisiera haberlo experimentado.
Y, mientras las palabras fluían relajadamente, yo le daba vueltas en mi cabeza, claro que tratando de dejar de lado la ira y la pena que me invadían. No sé porqué, no importa cuántas veces me caiga, vuelvo a tropezar con lo mismo. Una, y otra, y otra vez en algo que ya me está pareciendo eterno.
Será acaso, inconsciente o masoquistamente, que quiero creer? mejor dicho... que necesito creer en la gente? Que no importa cuantas veces me desilucione, siempre voy a pensar que alguien es diferente, aunque repetidamente los hechos me demuestren lo contrario?
Y es chistoso e irónico, el como todo aquello se puede derrumbar en tan poco tiempo... en el cómo la imagen de alguien puede cambiar tanto en un lapso tan corto, con unas pocas acciones. A lo mejor las ganas de creer superan a la razón, y no nos dejan ver las cosas como son, que si así fuera, nunca nos harían tontos. Ni nos dañarían.
Supongo que le ha pasado a más de alguno conmigo. Bueno, no es mi intención dar otra imagen, claro está, y quizás los demás tampoco, tal vez sea normal después de todo, tomando en cuenta que somos diferentes los unos de los otros y percibimos cada cosa de una forma distinta.
Bueno, pero sería cínico juzgar. Por mi parte, sólo me limitaré a tratar de llevar esa frase siempre en mi cabeza, aunque eso no influya mucho en lo que siento, pero una vez más, intentaré, quizás vanamente, tenerlo presente:
"Espera mucho de tí, nada del resto"," Espera mucho de tí, nada del resto","Espera mucho de tí, nada del resto"
Ojalá fuera igual de fácil decirlo y aplicarlo...
